Comencemos la semana con un analizando pero en esta ocasión no os traigo una escena en concreto ya que esta situación suele darse al final de la trama, aun así tranquilos, esta entrada está libre de spoilers.
La situación es la siguiente.
La pareja protagonista, tras mucha lucha al fin consiguen estar juntos pero uno de los dos suelta algo parecido a esto:
“Oye mira que he estado pensando y creo que lo mejor es que me vaya un par de años por ahí lejos para encontrarme a mí misma. Sé que ahora somos felices pero lo mejor es que nos separemos, suframos un poco y ya luego nos reencontremos.”
Y si, efectivamente, cuando vuelve, se reencuentran y es como si el tiempo no hubiera pasado.
En serio, ¿era necesario? Ya que aparte de ser un recurso bastante trillado, muchas veces está metido a la fuerza, como para darle algo más de dramatismo a la historia, más sufrimiento voluntario para los protagonistas.
Cuando se trata de estudios, de un trabajo soñado o algo así me parece bien, no hay que renunciar a los sueños, pero cuando es porque sí pues no lo entiendo y me cabrea. Es como si el autor no quisiera acabar aun la historia, meterle 30 páginas más con un epilogo de reencuentro y boda, porque tiene que acabar en boda a lo “ya no te me escapas”.